domingo, 20 de junio de 2010

La crisis obliga cada vez más a las familias a pedir la ayuda de Cáritas

La crisis económica no da tregua y la Costa da Morte no se escapa a ella. Los datos aportados por Cáritas Interparroquial de Bergantiños muestran que la situación económica por la que atraviesan muchos hogares de la comarca hace tiempo que se apartó de las estadísticas para implantarse cada día con más crudeza en la vida cotidiana.

Tal y como aseguran desde la organización, la incidencia de la crisis continúa su marcha ascendente, con unas cifras que reflejan un mayor número de demandas para servicios como los de atención primaria.

«Hemos notado un aumento considerable de personas que nunca antes se habían pasado por aquí, pero que han perdido el trabajo y recurren a nosotros en busca de ayuda», comenta Maite Prieto, educadora social del centro. El pasado año, el servicio de atención primaria atendió a un total de 1.625 casos directos. Las medidas indirectas (aquellas que solicita un demandante, pero de las que se benefician más), ayudaron a 1.837 personas.

Prieto explica que, con estas incorporaciones, se han añadido «necesidades nuevas», ya que los que se acercaban antes a este servicio de acogida eran, principalmente, aquellos que apenas tenían recursos económicos o vivían con unas pensiones relativamente bajas.

Otra de las intervenciones que se llevan a cabo desde Cáritas es el ropero, que el pasado año atendió a las demandas de 104 personas, que alcanzan a unas 350 si se les suman sus familiares. Además, en el 2009 se creó la tienda solidaria, mediante la cual compra la ropa abonando una cantidad simbólica de dinero. «Creemos que así se dignifica más a la persona», indica la educadora social. El dinero recaudado se reinvierte en la causa.

Además, cerca de seis mil personas se beneficiaron el año pasado del banco de alimentos; más de medio centenar acudieron a los servicios de orientación familiar, y 249 participaron en el proyecto educativo de la organización. En él, se desarrollaron durante este último curso unas clases de español para inmigrantes, así como unas sesiones de alfabetización. «Nos vamos adaptando a medida que van surgiendo nuevas demandas por parte de la gente», comenta Prieto.

Durante este último año académico han colaborado también en programas de formación con varios cursos: ayuda a domicilio, energías renovables, dependiente de carnicería, corte y confección y manipulador de alimentos.